ESTRÉS EN LA MUJER Y ESTRÉS EN EL HOMBRE – DIFERENCIAS
- El tipo de estresores que enfrentan
- Los distintos significados que atribuyen a un mismo problema
- El modo en que afrontan las dificultades
- Distinta visión de la vida.
1) DIFERENCIAS EN LOS ESTRESORES
La mujer presenta estresores (los disparadores de estrés) que son comunes al de los hombres y otros que le son de su exclusividad.
Por ejemplo: El embarazo -con y sin pareja estable- convertirse en único sostén de sus hijos no quedar embarazada en casos en que sí lo desea ser víctima de violencia o acoso sexual recibir maltrato físico o psicológico en su hogar o desarrollar adecuadamente su carrera profesional por elegir desempeñar más eficazmente su rol como ama de casa y madre.
En nuestra cultura es común esperar que la mujer actúe como una madre plena de recursos, siempre dispuesta a satisfacer las necesidades de los demás sin requerir atención a las suyas propias.
En ese sentido, los trabajos de las mujeres típicamente consisten en posiciones de poco poder y mucho cuidado (doctor – enfermera, jefe – secretaria, patrón – empleada) en los que se le pide mucho y se les ofrece poco.
Debido a ello, muchas veces, lo estresante, no es la tarea en sí, sino el rol asignado de madre que todo lo puede y nada necesita.
2) DIFERENCIAS EN LOS SIGNIFICADOS DEL LENGUAJE
Hace un tiempo, recibí un chiste a través de mi correo electrónico de la serie «machistas y feministas»: consistía en diferentes características que utilizadas en las mujeres tienen un significado diferente al que se puede interpretar al referirse a un hombre.
Si bien era una broma, había un cierto sentido de realidad. Afortunadamente unos años después de escribir esta nota esta situación ha empezado a cambiar. Sin embargo, aquí están las diferencias.
Dios: Creador del universo y origen de lo más divino y sagrado de la existencia. Diosa: Linda
Héroe: ídolo. Heroína: droga
Varón público: conocido, que desarrolla una vida social pública. Mujer pública: prostituta
Ambicioso: buen partido. Ambiciosa: perra, trepadora
Competitivo: ganador. Competitiva: mala
Atrevido: osado, valiente. Atrevida: insolente
Soltero: codiciado. Soltera: clavo
Histérico: indeciso. Histérica: loca
El cuida su peso: deportista, buen mozo. Ella cuida su peso: anoréxica, superficial
Suegro: padre político. Suegra: bruja
Existen numerosas situaciones, que en terapia sistémica denominamos Doble Vínculo, que consisten en formas particulares de relación en las que haga lo que haga, la persona pierde (loose -loose situation).
Por ejemplo, la mujer que en su trabajo no es competitiva, seguramente no podrá desarrollar una carrera acorde a los tiempos actuales. Pero al mismo tiempo, si adopta una actitud de competencia, es catalogada como mala, y trepadora. O sea, haga lo que haga, siempre pierde.
O por ejemplo, si una joven se siente atraída por un muchacho, debe aguardar que éste inicie la danza del galanteo. Si esto no sucede, ella debe optar por esperar eternamente, o proceder a la conquista, lo que no es bien visto en nuestra cultura. Otra vez, haga lo que haga pierde.
Nuevamente, no es la tarea en sí lo estresante, sino esta situación sin salida que queda planteada por los significados asignados a ciertos comportamientos.
3) DIFERENCIAS EN EL MODO DE GESTIONAR EL ESTRÉS
Existen dos formas de intervención cuando afrontamos situaciones de estrés: LUGAR INTERNO Y LUGAR EXTERNO.
Esto quiere decir que, ante las demandas, pueden desarrollarse dos clases de habilidades diferentes: unas que ayuden a «mantener la calma» y otras tendientes a «resolver» el problema. Y ambas se complementan.
La primera se relaciona con la estrategia enfocada al control emocional, y la segunda con la estrategia enfocada a la solución del problema. Y en este punto hay diferencias significativas entre varones y mujeres.
La mujer suele dirigirse hacia el manejo de las emociones, mientras que el varón prefiere entrenarse en la solución de problemas. Ella sabe intuitivamente que, si se siente bien por dentro, los factores externos no representan gran inconveniente. Él, en cambio, experimenta alegría en la medida que los problemas son resueltos.
De este modo las mujeres desarrollan estados de depresión, mientras que los hombres muestran tendencia a pasar a la acción, incrementando la impulsividad y las conductas agresivas.
La mujer suele atribuir más frecuentemente sus fracasos a factores internos (falta de capacidad o haber entendido mal, por ejemplo) mientras que los hombres tienen una tendencia de atribuirlo a factores externos (el profesor es un imbécil, el otro conductor me chocó).
Además, ella tiene apreciaciones más pesimistas acerca de sus propias capacidades y muestra una tendencia a generalizar una deficiencia específica a otras áreas de su vida (por ejemplo, si considera que no es buena cocinera, tiende a pensar que tampoco es capaz en otras actividades).
En PNL se llama “generalización” en el uso del lenguaje. En vez de decir “No soy buena en la cocina” dice “No soy buena ama de casa”
De este modo, la autoestima de las mujeres suele verse afectada con mayor frecuencia y más seriamente que la de los hombres.
4) AMOR DE MADRE Y AMOR DE PADRE
Mientras que para la mujer lo importante es la repercusión afectiva de las contrariedades, para el hombre lo importante es la repercusión efectiva .»¿Cuál es el problema concreto?», pregunta él. «Sos un insensible», contesta ella. El hombre necesita encontrar soluciones, la mujer expresar sus emociones.
El amor materno es una afirmación incondicional de la vida del niño y sus necesidades. Esta actitud, inculca al niño el amor a la vida, que crea el sentimiento: ¡es bueno estar vivo, sentirse vivo! De este modo, representa el amor que nunca ha de faltar aún cuando se convierta en el más pillo. Por ello, en la visión de los problemas, nada es más importante para la mujer que el principio de la vida biológica y emocional.
Por otra parte, el amor paterno, es una afirmación incondicional de la justicia y de lo que es correcto. Esta actitud, inculca al niño el amor por el conocimiento y la verdad, el sentimiento de orgullo y honor. De este modo, representa el amor que ha de conseguirse a costa de hacer lo que es correcto. Por ello, en la visión de los problemas nada es más importante para el hombre que los principios de justicia y de verdad, y todo su orgullo y reputación son puestos en juego si no logra encontrar una solución.
Y es justamente esta diferencia de visión, la generadora de innumerables inconvenientes en muchos hogares: ambos cónyuges, suelen sentir que el otro no comprende verdaderamente el meollo de la cuestión.
Como ambos principios son igualmente importantes para lograr un crecimiento saludable se vuelve necesario tenerlos presente a la hora de organizar el plan del manejo del estrés. En mi experiencia, esta diferente visión se halla tan profundamente arraigada en el interior de las personas, y representa valores tan radicales que, de no ser tenidos en cuenta, llevan al fracaso de cualquier intento por controlar el estrés.
CONCLUSIONES RESPECTO A EL ESTRÉS DE LA MUJER Y EL ESTRÉS DEL HOMBRE
Primero que nada es importante comprender que más allá de la búsqueda de igualdad entre mujeres y hombres, genéticamente, antropológicamente, y socialmente, durante siglos existieron y existen diferencias en el estrés de la mujer y en el estrés del hombre.
1- Es importante que la mujer recuerde que existen ciertas situaciones que suelen presentarse casi exclusivamente en el género femenino, con lo cual, es poco probable que su compañero pueda comprenderla «espontáneamente», o aún siquiera imaginarse que puedan preocuparla. NO INTENTE QUE ÉL ADIVINE, porque nunca podrá hacerlo.
2- Cuando una mujer se encuentra reiteradamente en situaciones en las que «no hay nada que le venga bien», ella deberá considerar la posibilidad de hallarse en una relación de DOBLE VINCULO (haga lo que haga pierde), y elegir entre la mejor (o menos mala) de las opciones. Aquí encontrar una artículo sobre las situaciones paradójicas y doble lazo.
3- Recuerde que, si bien la mujer necesita controlar la emoción, el varón necesita resolver el problema. Por ello, cuando algo perturba a una mujer, ella necesita que él simplemente la escuche. Pero éste, que necesita resolver, comienza a darle soluciones. La mujer no necesita consejos, sino necesita expresar la emoción. El varón, no podrá entender esto. No porque sea malo ni insensible, sino porque es y piensa como varón; y cuando le manifiestan un inconveniente, automáticamente está pensando cómo resolverlo. Por lo tanto, sugerirá soluciones a lo que la mujer plantea; ella, sentirá que él no la comprende. Si la mujer recuerda esto, tal vez pueda expresar a su compañero que no necesita consejos sino poder manifestarle su angustia y sentir que alguien la escucha.
4- Por último, es importante recordar la diferencia entre los principios masculino y femenino: ella aprecia la vida, él el honor y la justicia. Ella, jamás podrá comprender que, a veces, se ponga en peligro la integridad física por lo que se considera justo o por orgullo. En cambio, el principio masculino, difícilmente comprenda que la vida y la alegría, a veces, son más importantes que la reputación o el honor.