CÓMO TRABAJAR LAS EMOCIONES EN EL COCHING
Saber cómo trabajar las emociones en el coaching a veces suele ser una tarea complicada, especialmente para coaches con poca experiencia, o que están más acostumbrados al coaching empresarial. Sin embargo, cabe aclarar que las emociones, como demostraremos en este artículo, estás en todos los tipos de coaching.
No hay duda de que, las emociones en el coaching y los estados de ánimo juegan un rol central en el proceso. No pueden ser ignorados en ningún caso, dado que las decisiones puramente racionales, tienen poco compromiso y motivación, como veremos en este artículo.
INTRODUCCIÓN LAS EMOCIONES EN EL COACHING
El ser humano durante siglos se ha congraciado de su superioridad al suponer que, tener materia gris, nos permite tomar mejores decisiones en comparación con el resto de las demás especies. Aun nos cuesta comprender que, nuestras decisiones más importantes, provienen de nuestros cerebros más primitivos.
EL CEREBRO TRIÚNICO DE MACLEAN
Si bien la teoría del cerebro triúnico ya existía desde la década del 60, no fue hasta que Daniel Goleman lanzara su libro, “Inteligencia Emocional”, para que comenzáramos a tomar más conciencia de la importancia de las reacciones y emociones en las decisiones y actitud que tomamos frente a la vida.
Aunque el objetivo de este módulo es centrarnos en el papel de las emociones y los estados de ánimo en el coaching, y en la vida misma de cada uno de nosotros, consideramos necesaria una breve introducción a la estructura cerebral.
EL CEREBRO REPTILIANO
El cerebro triuno o triúnico es un modelo del cerebro y comportamiento de los vertebrados, propuesto por el médico y neurocientífico Paul MacLean en la década de los 60s para explicar la función de los rastros de evolución existentes, especialmente en la estructura del cerebro humano.
En este modelo, el cerebro se divide en tres cerebros separados que tienen su propia inteligencia especial, subjetividad, sentido de tiempo y espacio, y memoria. El cerebro triúnico consiste en el complejo reptiliano, el sistema límbico, y el neocórtex.
El complejo-R, también conocido como el «cerebro reptiliano», incluye el tronco del encéfalo y el cerebelo. La frase «cerebro reptiliano» deriva del hecho que el cerebro de un reptil es dominado por el tronco encefálico y el cerebelo, que controla el comportamiento y el pensamiento instintivo para sobrevivir. Este cerebro controla los músculos, equilibrio y las funciones autonómicas (por ejemplo respiración y latido del corazón).
EL CEREBRO EMOCIONAL
MacLean por primera vez introdujo el término «sistema límbico» en un estudio en 1952. Esta porción del cerebro deriva del «cerebro viejo del mamífero». El sistema límbico es el origen de las emociones. Es el encargado de regular las emociones, la memoria y las relaciones sociales. Cuando esta parte del cerebro es estimulada, tal como por corriente eléctrica ligera, las emociones son producidas.
MacLean observa que todo en el sistema límbico es «agradable o desagradable». La supervivencia está basada en una forma evasiva de dolor (desagradable) y una forma recurrente de placer (agradable).
El sistema límbico incluye la amígdala, el hipotálamo, y el hipocampo. El sistema límbico tiene que interactuar con el neocórtex porque no puede funcionar completamente solo. Necesita interaccionar con el neocórtex para procesar las emociones
El neocórtex, también conocido como «corteza cerebral», se encuentra únicamente en el cerebro de mamíferos, incluyendo los seres humanos. El neocórtex es responsable de la ejecución de las funciones del cerebro de carácter superior, que abarcan la cognición, la percepción sensorial y el sofisticado control motriz.
La evolución del neocórtex en mamíferos se considera un avance clave que permitió las funciones cognitivas más elevadas, es decir, el lenguaje, el pensamiento avanzado, el razonamiento, y la sapiencia. Paul MacLean consideraba su aparición como el paso más reciente en la evolución del cerebro de los mamíferos, lo que les confería la habilidad para el lenguaje, la abstracción, la planificación y la percepción.
REACCIÓN, EMOCIÓN Y PENSAMIENTO EN COACHING
Es, en este orden, como actuamos. Ante un peligro inminente, como una explosión, nuestro cuerpo reacciona. O nos encojemos o salimos corriendo, o al menos giramos la cabeza hacia el lado de donde proviene el sonido. Abrimos los ojos. Esto se conoce como susto, y no es una emoción. Esta reacción se produce en menos de un segundo. No hay lenguaje, y no interviene ni el cerebro límbico ni el neocortex. Es una reacción puramente reptiliana e instintiva.
A posterior, nos emocionamos. Probablemente y continuando con el ejemplo, podremos sentir miedo. Aquí aparece el papel central del límbico. Gracias a este potente y complejo sistema cerebral, la emoción que surja será la que nos permita la supervivencia. Al aparece la emoción, actuamos. Salimos corriendo o nos echamos en el piso.
Pero de inmediato comenzamos a razonar: Si el ruido ya pasó, comenzamos a hilar posibles opciones. ¿Qué habrá sido? ¿De dónde provino? Es recién aquí, donde se le da lugar al lenguaje.
Una pregunta que aún está abierta es: ¿cómo funciona la conexión entre estos tres cerebros? ¿Qué patrones los rigen? ¿Quién decide finalmente? Por ahora, podemos aventurarnos a decir, que su conexión es limitada, y que aún se sigue estudiando e investigando al respecto.
LA MEMORIA DE LAS EMOCIONES
En el coaching no podemos dejar de lado el proceso de culturización porque no podemos comportarnos como mamíferos todo el tiempo. De lo contrario podríamos terminar heridos o presos. Desde pequeños nuestros padres, cuidadores y educadores ocupan el rol de enseñarnos qué hacer con nuestras emociones.
Este es un punto esencial para darnos cuenta cómo, cada uno de nosotros, racionaliza sus emociones, en función de lo que le enseñaron de pequeño. Y cuando decimos enseñaron, no nos estamos refiriendo al maestro en el pizarrón, sino a lo que ocurría frente a nuestros ojos o con nosotros. Diríamos, a lo vivido.
Si de pequeño llorábamos y nuestra madre nos decía que llorar era de débiles, esa respuesta posiblemente haya quedado almacenada en nuestra memoria emocional. La dianética, denomina a esos momentos, como engrama. Aunque esto último aún es cuestionado, tiene cierta consistencia.
Lo mismo sucede con los hogares donde predominaba la expresión del amor, y en el otro extremo, los hogares donde las leyes se dictaban mediante la violencia.
No importa cuál fue nuestro pasado, éste forma parte de nuestro presente y constituye al observador que estamos siendo frente a situaciones repetitivas, en donde nos vemos reaccionando o emocionándonos de la misma manera. Después de todo, estamos hechos de historias.
CÓMO TRABAJAR LAS EMOCIONES EN EL COACHING
LAS EMOCIONES DEL CLIENTE EN COACHING
Por todo lo dicho, no podemos dejar de lado el mundo emocional de nuestros clientes cuando estamos frente a ellos. Un objetivo como llevar una conversación con el jefe para pedir un aumento, puede ser crucial para una persona que se relaciona disfuncionalmente con el miedo o con el enojo. Utilizamos la palabra disfuncional, sin su sentido calificativo, si no por la propia historia que nos cuenta el cliente. Normalmente, les cuesta sentir la emoción en un término medio. Si se enojan, lo expresan de una forma no aceptada socialmente, por lo tanto, prefieren no enojarse. Y viven entre estos extremos, el no enojarse aunque la situación lo amerite, o el enojarse demasiado cuando no hacía falta. Entonces se desarrolla un miedo al enojo.
Hemos desarrollado el caso del miedo al enojo porque para este autor, ha sido objeto de muchas conversaciones durante su experiencia como coach. Pero sin embargo, esto aplica también a aquel que nunca llora y el día que lo hace, no puede detenerse: miedo a la tristeza.
Hemos encontrado que hay tres emociones que se anteponen a otras. Ellas son la culpa, el miedo y la vergüenza. Por ejemplo, podemos sentir culpa por enojarnos, miedo por entristecernos, y vergüenza por erotizarnos. Aprovechamos para recordar que el erotismo es una emoción.
COHERENCIA EN LA CONVERSACIÓN
En el Coaching postulamos que una persona actúa con coherencia (lenguaje, la emoción y el cuerpo) cuando estos tres dominios transmiten el mismo mensaje.
Podríamos arriesgar que, en casi todas las etapas del coaching, los coches debemos estar atentos a la coherencia del cliente, pero encontramos que hay dos etapas que más atención requieren por parte del coach: la definición del objetivo (o acuerdo de coaching) y el diseño de acciones. Y una tercera etapa donde decimos que puede haber una nueva coherencia en el cliente, que es la ontología, especialmente cuando se produce el cambio de observador: el “darse cuenta”.
En todas estapas es necesario tener claro cómo trabajar las emociones en el coaching.
COHERENCIA EN EL OBJETIVO
Cierto día un cliente trajo, para su sesión de coaching, un quiebre para conversar conmigo. No sabía cómo ejercer su profesión de abogado. Era dueño de su propio estudio de abogacía pero sentía que trabajaba para ganar el dinero, aunque sin disfrute. Este era su quiebre y teníamos que definir su objetivo.
En un primer momento, ante la pregunta de qué es lo que deseaba, surgieron diferentes respuestas, pero todas rondaban sobre ejercer la abogacía en un campo que le diera placer, aun sacrificando ingresos económicos.
En principio, esto despertó mi atención, porque su necesidad de cambio era tan grande que no le importaba ganar menos dinero. Con el objetivo definido, yo aún intuía que algo faltaba. Me anime a preguntar sobre sus emociones: cómo se sentía con esta decisión. El cliente comenzó a hablar de tristeza. Indagamos sobre esa tristeza y emergió un deseo profundo de querer dejar la abogacía.
QUIEBRE Y OBJETIVO EN EL COACHING
Ahora el quiebre era otro, y por lo tanto el objetivo también. Si no me hubiera dejado llevar por la intuición al preguntarle sobre sus emociones, el proceso habría sido totalmente diferente. Esa intuición de la que hablo es la capacidad de detectar la inconsistencia entre lo que quiere y como se siente respecto a lo que quiere. Entonces, debemos poner énfasis en detectar la falta de coherencia en el objetivo que está planteando nuestro cliente.
Este ejemplo también es interesante porque al hablar de su emoción, se “tocó” la ontología, a pesar de que aún estábamos definiendo su objetivo.
CÓMO TRABAJAR LAS EMOCIONES EN EL DISEÑO DE ACCIONES
Un cliente quería comenzar a plasmar su emprendimiento en papel, pero no podía. Tenía todas las ideas en su cabeza, pero no lograba sentarse y transformarlas en un proyecto. Llevábamos un par de sesiones y como parte del diseño de acciones, optó elegir como tarea, que esa semana iba a buscar un momento de tranquilidad, con ciertas condiciones que se tenían que dar, y comenzaría a escribir.
Algo dentro mío decía que no lo iba a hacer. No observaba entusiasmo en la tarea. Quise indagar un poco más y le pregunte si creía que algo podría llegar a impedirle que haga su tarea. La respuesta fue contundente. Casi al borde las lágrimas se sinceró: “no creo que lo pueda hacer”. Indagamos un poco sobre su emocionalidad al respecto. Mayormente se juzgaba duro, con expresiones como “no puedo ser tan tonto de no poder concentrarme”. Me arriesgué a preguntarle quién era el tonto que no podía concentrarse. Esto abrió un espacio de diálogo donde surgió el disfrute como necesidad.
Aquí aparece el conflicto entre lo que razonamos y lo que sentimos. Nuevamente la necesidad de trabajar las emociones. Racionalmente el plan era perfecto, pero emocionalmente no respondía al plan pensado. Ahora lo importante era el disfrute. Finalmente descubrió que iba a escribir como niño, sin juzgarse, y equivocándose. El obstáculo era su aspecto ontológico perfeccionista, su miedo al error y a cómo se juzgaba ante el error.
EMOCIONES EN EL COACHING: LA NUEVA COHERENCIA
Usamos este término para referirnos a la coherencia que trae el cliente al inicio de una sesión y a la coherencia que se lleva al final de la sesión. La nueva coherencia es una forma de detectar que hubo un cambio de observador. En un marco teórico, debería ocurrir lo siguiente:
Una persona llega a nuestra sesión con la siguiente coherencia (que llamaremos 1)
Lenguaje 1: No puedo alcanzar mi objetivo
Emoción o estado de ánimo 1: Resignación
Cuerpo 1: Hombros caídos, mirada mayormente hacia abajo.
Y se va de nuestra sesión con la siguiente coherencia (que llamaremos 2)
Lenguaje 2: ¡Sí, lo voy a lograr!
Emoción o estado de ánimo 2: Ambición
Cuerpo 2: Hombros levantados, pecho más inflado, mirada al horizonte
Este es un ejemplo de nueva coherencia. Pero… ¿siempre sucede? Lamentablemente no. Es tarea del coach observar que si el cliente dice que ahora siente que puede hacerlo, su corporalidad (y por ende su emoción) deben ser diferentes. Por eso es importante recordar que:
“Escuchamos con los oídos, los ojos y nuestra intuición”
CÓMO TRABAJAR LAS EMOCIONES EN EL COACHING
EMOCIONES Y ESTADOS DE ÁNIMO
Además de aprender a cómo trabajar las emociones en el coaching, no podemos dejar de lado los Estados de Ánimo, que son muy diferentes desde el punto de vita del coaching. Debido al uso del lenguaje, el cual contempla que usamos la cabeza o usamos el corazón, que somos racionales o somos emocionales, como si ambas fueran opuestas y divididas, los seres humanos nos enfrentamos al reto de intentar distinguir dónde y cómo se generan las emociones.
¿Son acaso un fenómeno corporal? ¿Son disparadas por los pensamientos? ¿Dónde las podríamos localizar?
También hemos sido limitados en el desarrollo lingüístico de las mismas, dado que la mayoría de nosotros, intentamos «encasillar» lo que sentimos bajo un diccionario pobre a nivel descriptivo.
Normalmente, todo lo que sentimos se reduce a: tristeza, alegría, enojo o ira, miedo y algunas otras más sofisticadas. También solemos confundir los estados de ánimo con las emociones, con los sentimientos e incluso, con pensamientos.
Por ejemplo, la ansiedad, ¿es una emoción? ¿O es el miedo el que la dispara? Cuando decimos «Hoy me siento optimista», ¿es esto un pensamiento, un estado de ánimo o una emoción?
PARADOJA EMOCIONAL
Partimos entonces de que el lenguaje del mundo interior se ha desarrollado de forma escasa. ¿Cómo puede acaso un científico describir dentro de cuántos años pasará un cometa cerca de la tierra, y nosotros entenderlo, cuando no podemos comprender qué es lo que estamos sintiendo? Esta pregunta abre el paraguas para conducirnos a otra pregunta: ¿Será que hemos dedicado mucho tiempo a describir el mundo exterior y hemos dedicado muy poco a describir el mundo interior?
FILOSOFÍA DE LAS EMOCIONES
Esto no es un planteo menor. Dedicamos un artículo completo para desarrollar la influencia filosófica en nuestro mundo actual, y especialmente del programa metafísico.
La filosofía habla de siglos y siglos de nuestra historia. El pensamiento metafísico planteado por Aristóteles, donde la verdad está allá afuera, y nada tiene que ver con lo que nos pasa a nosotros nos conduce a esta pregunta: ¿Para qué perder tiempo describiendo lo que nos pasa si la verdad subyace a la vista de todos?
Pero en los últimos años, el mundo occidental comenzó a buscar respuestas a estas preguntas, y hoy sabemos perfectamente, que una persona bajo una emoción de tristeza no verá lo mismo que una persona en un estado de optimismo o anímicamente alegre. Estamos aprendiendo que, lo que ocurre dentro nuestro es tan, o más importante, que lo que ocurre allá afuera.
LAS EMOCIÓN EN EL COACHING
Dice Rafael Echeverría que cada vez que experimentamos una interrupción en el fluir de la vida se producen emociones. Por lo tanto, cuando hablamos de emociones, podemos inferir y señalar las circunstancias particulares que las generan. Podemos identificar los acontecimientos que gatillan las emociones.
El antropólogo Paul Ekman ha realizado importantes estudios acerca de los sucesos que gatillan las denominadas «7 emociones básicas». Lo cierto es que si esos acontecimientos desaparecen, las emociones también.
Vemos entonces que la acción modifica nuestra emoción, y por ende, nuestro horizonte de posibilidades. Si vamos caminando por la calle en un estado de tranquilidad, y repentinamente se nos cruza una persona en actitud sospechosa, puede que esa acción gatille el miedo. Cuando la persona se va, el miedo se va. Esto nos remite asimilar que si queremos saber en qué emoción estamos, podemos buscar el acontecimiento que la desencadenó.
FINALMENTE CÓMO TRABAJAR LAS EMOCIONES EN EL COACHING
Una de mis frases de cabecera dice «Tratar el miedo, terapia. Actuar a pesar del miedo, coaching». El miedo es un aspecto del ser, y no es función del coach sanar sus miedos. El miedo es una moeción que puede ser opuesta a la ambición de conseguir un objetivo. Para trabajar las emociones en el coaching, una buena práctica es trabajar con personajes.
Podemos pedirle al cliente que se conecte con su miedo, y hasta que le ponga un nombre. Desde ese ser qué está siendo, podemos generar un diálogo, entre el miedo y el coach, o entre el miedo y otra emoción del cliente. El diálogo entre emociones, generalmente conduce a un pacto de colaboración. Si te interesa más esta forma de trabajar las emociones en el coaching, puedo recomendarte nuestro artículo de PNL Integración de Partes
Dada una acción, se dispara la emoción
LOS ESTADOS DE ÁNIMO EN EL COACHING
Si hablamos de cómo trabajar las emociones en el coaching, es imposible no mencionar el rol de los estados de ánimo. Estos son, tal vez, más importantes que las emociones, ya que son más duraderos.
A los estados de ánimo, normalmente, no podemos vincularlos con “gatillos disparadores”. Ellos viven en el trasfondo desde el cuál actuamos. Y desde ellos, realizamos acciones.
La diferencia entre trabajar las emociones en coaching y trabajar los los estados de ánimos, es que estos últimos revierten la relación acción – emoción. Desde un estado de ánimo determinado actuamos. Por lo tanto, en este caso, la acción prosigue a la emocionalidad. En mi experiencia es más difícil trabajar los estado de ánimo que trabajar las emociones en el coaching.
No importa dónde, cuándo o con quién, los seres humanos siempre estamos en un estado de ánimo, y nos comportamos dentro de las posibilidades que nos brinda ese estado de ánimo. Para ser concretos, el estado de ánimo nos condiciona en el ser que estamos siendo. En la resignación, somos de una forma diferente que en la ambición.
Tal como postula Echeverría, la capacidad del ser humano de poder observar su estado de ánimo le abre posibilidades de acción que normalmente permanecerían escondidas al observador que se limita por el sentido común.
Dada un estado de ánimo, actuamos según él
RELACIÓN ENTRE EMOCIONES Y ESTADOS DE ÁNIMO
Existe una estrecha relación entre las emociones en el coaching y estados de ánimo. Lo que comenzó como una emoción vinculada a un determinado acontecimiento, puede a menudo, convertirse en un estado de ánimo si permanece en la persona el tiempo suficiente y se traslada al trasfondo desde el cuál actúa.
En el ejemplo de la persona sospechosa, el miedo se va cuando la persona se va. Pero ante un asalto o robo violento, la emoción puede ir al trasfondo y convertirse en un estado de ánimo, donde ahora, no son los acontecimientos los que nos producen miedo, si no que somos nosotros mismos actuando desde el miedo.
EMOCIONES Y SER
Como venimos postulando, mientras que la emoción se produce por una acción, los estados de ánimos hacen que actuemos desde allí, y por ende, ellos forman parte de nuestra identidad, porque el conjunto de acciones (ya sean físicas, comunicacionales o lingüísticas) constituyen el quiénes somos. La emocionalidad es tan importante, que bajo la mirada ontológica del ser, modifica al Yo.
Tal vez nunca podamos definir el mundo emocional porque aún nos queda la siguiente duda: ¿es el enojo de mi vecino igual al enojo mío? ¿Es la culpa de mi amigo igual a la culpa de un ladrón? O cómo sostiene Echeverría, ¿es el amor que siente Romeo por Julieta igual al amor que siente Julieta por Romeo?
DE LA EMOCIÓN A LA ACCIÓN
Afortunadamente sí podemos esperar determinadas acciones desde el espacio de la emocionalidad. Sabemos que, desde el enojo, las acciones tienden a separarnos de los demás, y que, desde la tristeza, las acciones tienden a que nos aislemos.
Nuevamente los estudios de Ekman confirman esta mirada sobre la acción posterior al estado de ánimo (aunque Ekman no les llama estados de ánimo).
Y es en este espectro de acciones esperadas donde los seres humanos podemos actuar, ya sea cuando somos nosotros quienes las experimentamos, o sean otros.
La ira, el amor, la culpa, más que referirse a lo que sentimos, aluden al espacio de posibilidades en el que nos encontramos en nuestro desenvolvimiento en la vida.
Recapitulando, sostenemos que dependiendo del estado de ánimo en que nos encontramos, ciertas acciones son posibles y otras no. Y este es el eje central de la emocionalidad. Si estamos predispuestos a la desconfianza, se estrechan las posibilidades de coordinar nuestras acciones con alguien.
“Dependiendo del estado de ánimo en que nos encontramos ciertas acciones son posibles y otras no”
Mientras que desde el entusiasmo, se amplía nuestro horizonte de acciones posibles en el futuro. ¿Quién de nosotros no ha observado el estado de ánimo de nuestros padres para buscar el momento adecuado de comunicarles la mala nota que obtuvimos en la escuela? Esto demuestra que desde muy pequeños sabemos lo que estamos afirmando aquí.
Cuando mantenemos conversaciones, es fundamental, comprender que se requieren ciertos estados de ánimo para alcanzar lo que se espera de esa conversación. El estado de ánimo no solo va a condicionar lo que se puede alcanzar en esa conversación, sino que también modifica la forma en que las personas escuchan.
“Mientras que la emoción deriva de una acción, el estado de ánimo condiciona nuestra forma de actuar”
ESTADOS DE ÁNIMO MÁS IMPORTANTES
Si bien todos los estados de ánimo en el coaching son importantes, hay 2 de ellos que suelen estar presentes en un gran porcentaje de conversaciones con nuestros clientes: La resignación y el Resentimiento. Pero tanto la resignación como su opuesto, la ambición, gozan de mala prensa y pueden ser negados en el coaching.
LA REGINACIÓN EN EL COACHING
La Resignación que, como primera definición, diremos que es aquel estado anímico en donde consideramos que somos incapaces de alcanzar nuestros objetivos. Dentro de un marco teórico ideal, aquellos que habitan la resignación, deberían pasar a la Ambición para alcanzar sus metas.
EL RESENTIMIENTO EN EL COACHING
El Resentimiento, uno de los estados anímicos más dañinos para nosotros mismos y quienes nos rodean, se define por una sensación de que alguien debe pagar por el daño que nos han hecho. Suele ser un obstáculo en los procesos dónde se deben mejorar vínculos. Aquellos que están habitando el resentimiento, nuevamente en un marco ideal, deberían llegar a un estado de Paz o Aceptación para mejorar esos vínculos.
No solemos reconocer o incluso tomar conciencia de que estamos en resentimiento con alguien. A veces esto hace que sea más difícil avanzar con el cliente.
Como coaches no podemos insistir para que nuestro cliente reconozca ese estado. Por un lado, podríamos estar equivocados, pero principalmente, de nada servirá que nosotros lo señalemos si el cliente no lo acepta.
RECONOCIENDO LOS ESTADOS DE ÁNIMO
Es parte de nuestro trabajo verificar junto a nuestro cliente en qué estado de ánimo se encuentra cuando comenzamos a notar que, la emocionalidad, se está transformando en un obstáculo. Y por esta razón, vamos a desarrollarlos, comprenderlos, y como siempre, primero encontrarlos dentro nuestro.
Quienes desarrollaron la ontología del lenguaje, que trabaja con los dominios del cuerpo, la emoción y el lenguaje, han podido constatar que, estos 4 estados de ánimo se forman por actos lingüísticos, tales como afirmaciones, juicios y otras declaraciones. Esto es un trabajo excelente, refinado, delicado y de suma utilidad para el coaching.
Esto implica que, a diferencia de una emoción momentánea durante la conversación, como una microexpresión de tristeza o enojo, donde podemos preguntar a nuestro cliente, qué le está pasando al ver su rostro, los estados de ánimo no quedan manifestados por una simple expresión del cuerpo, sino más por lo que se dice. De allí la importancia de construirlos a través del lenguaje de los clientes.
JUICIOS DE FACTICIDAD EN LOS ESTADOS DE ÁNIMO
Emitir un juicio de facticidad en el coaching implica decir que algo no puede ser cambiado. Que haga lo que haga, eso es algo que ya no puede volver atrás. El ejemplo más claro es la muerte. Que alguien falleció y no estará más a mi lado, es un juicio fáctico. Es tan fáctico, que prácticamente es una afirmación.
Pero existen otros juicios fácticos que no se asemejan a las afirmaciones, como el juicio de que “con la edad que tengo no puedo aprender matemáticas”.
Vamos a reparar un poco en esto. Quien lo enuncia, lo considera factico, pero quien lo escucha, puede o no estar de acuerdo. Alguien podría decir “conozco a una señora de 80 años que aprendió matemáticas recientemente”. De aquí surge que se convierte en un juicio, dado que es fáctico para quien lo emite, aunque no lo es para otros. El juicio fáctico es entonces el juicio que tenemos sobre algo que no puede cambiar.
Ante un juicio de facticidad , podemos oponernos o aceptarlo. Ante la muerte de un ser querido, podemos aún estar pidiendo que vuelva a estar con nosotros. En este caso, nos oponemos a aceptarlo. Ante el juicio fáctico de una separación, podemos seguir lamentándonos, diciendo “si tan solo no hubiera ocurrido”, “si hubiera hecho esto en vez de aquello”, y esto, nuevamente nos muestra que seguimos oponiéndonos a la facticidad. Por el contrario, cuando decimos “esta persona se fue y ahora debo pensar en seguir adelante” o “esta separación ya sucedió y ahora puedo ver qué hacer para arreglarlo” estamos mostrando que aceptamos la facticidad.
En conclusión, ante lo fáctico, encontramos dos opciones: aceptamos o nos oponemos. No hay grises en este caso. Si no lo aceptamos plenamente, nos estamos oponiendo.
JUICIOS DE POSIBILIDAD EN COACHING
Los grandes motivadores se basan en sostener que todo es posible. Esto es falso. En el otro extremo, están los pesimistas, que creen que ante cosas que podrían ser posibles, no podrán lograrlo. Esto nos muestra que la posibilidad, es un juicio que reside en el observador. Lo que es posible para algunos, puede ser imposible para otros.
Por ejemplo, en el momento que estoy escribiendo estás líneas, se debate si es posible tener una vacuna para el COVID-19 antes de fin de año. Algunos creen que sí, y otros manifiestan que no es posible poner en el mercado una vacuna ya testeado en animales y humanos en tan poco tiempo.
Al igual que con los juicios de facticidad, en los juicios de posibilidad podemos oponernos o aceptarlos.
No es un tema menor, dado que según los juicios que emitamos, determinaremos lo que es posible o no para nuestras vidas. Y así definiremos nuestras acciones.
Los juicios de facticidad y posibilidad pueden ser aceptados o rechazados
RELACIÓN ENTRE LOS JUICIOS DE FACTICIDAD Y POSIBILIDAD
Ambos juicios se relacionan entre sí, dado que ante algo factico que aceptamos, podemos determinar lo que es posible a partir de ahora. Por el contrario, al no aceptar lo fáctico, nos quedamos atrapados en el pasado, sin llevar nuestra atención a lo que podemos hacer.
La aceptación o rechazo de estos dos juicios, son el marco de referencia para comprender los 4 estados de ánimo fundamentales: resentimiento, paz, resignación y ambición.
Por ejemplo, el estado de ánimo de la resignación surge del hecho de oponernos al juicio de posibilidad. Y el de ambición, al aceptar que algo es posible de alcanzar.
De igual manera, la aceptación de los fáctico da lugar a la paz, o al estado de ánimo de aceptación. Oponernos a lo fáctico, es tierra fértil para un estado de ánimo en particular: el resentimiento, el cual vamos a desarrollar con más detalle, porque deben darse otras condiciones adicionales.
LOS 4 ESTADOS DE ÁNIMOS DEL COACHING
Finalmente, el siguiente gráfico nos muestra el resumen de los 4 estados de ánimo fundamentales del coaching ontológico.
RECONSTRUCCIÓN LINGÜÍSTICA DEL COACHING ONTOLÓGICO
Los juicios de posibilidad y facticidad son la guía básica para ir comprendiendo en que emocionalidad puede estar nuestro cliente. Sin embargo, para definir los estados de ánimo, a veces hay que escuchar un poco más.
Por ejemplo, el estado de ánimo de la tristeza se constituye por lo menos con dos actos lingüísticos:
Primero, la afirmación de que hemos perdido algo. Puede ser, un ser querido, mi celular, o un objeto que tenía un valor sentimental. Esto es una afirmación, y no un juicio, porque perder algo es verdadero o falso.
Pero si perdemos algo, y estamos convencidos de que lo vamos a recuperar, no necesariamente nos conduce a la tristeza si tenemos el juicio de que lo vamos a recuperar. En este caso nos estaríamos acercando más a la ambición.
La tristeza se constituye cuando, además de la afirmación sobre la pérdida, emitimos el juicio de que ya no podremos recuperarlo. La tristeza es una de las emociones que pasa al trasfondo como estado de ánimo si permanece en el tiempo. Se da especialmente en las pérdidas que modifican nuestro mundo, que cierran posibilidades que eran muy importantes para nosotros. La pérdida del celular puede provocar la emoción tristeza, pero no necesariamente el estado de ánimo. Pero la pérdida de nuestro trabajo luego de 20 años de servicio, o la pérdida de un ser querido, puede llegar al trasfondo, y convertirse en estado de ánimo.
Al igual que la tristeza, la alegría se reconstruye a partir de dos acciones lingüísticas. La primera, es una afirmación: nuestro espectro de posibilidades a futuro se amplió. Algo sucedió, y ahora hay nuevas opciones. Por ejemplo, conseguimos un trabajo.
Pero debe estar acompañada del juicio de que esto es bueno para nosotros. Dado que podríamos a ver conseguido el trabajo que menos nos gustaba, y en este caso no despierta alegría.
EL RESENTIMIENTO EN EL COACHING
El resentimiento merece un apartado especial. Primero porque es un estado anímico muy común en las conversaciones de coaching, segundo porque se reconstruye a partir de varios actos lingüísticos, y tercero, porque tiene mala prensa social, lo que conlleva a que nuestros clientes la nieguen, sin siquiera hacer una introspección. Es poco común escuchar al cliente manifestar “Estoy resentido”. Como coaches deberemos abordar este espacio con mucho cuidado. Podemos tener la intuición de que hay resentimiento, pero deberemos soltar de inmediato esa idea si el cliente manifiesta una oposición.
Para habitar el resentimiento, no alcanza con no aceptar algo fáctico. Si bien en los gráficos se coloca así, en rigor de verdad, y como mencionábamos antes, es tierra fértil para el resentimiento, más no necesariamente se convierte en eso.
Deben existir algunos juicios más, e incluso, una afirmación y una declaración: la de venganza, o minimizando esa palabra, la idea de que alguien, debería pagar por lo que se hizo.
Veamos en detalle cómo se reconstruye lingüísticamente el resentimiento:
1-Afirmación: Algo en el pasado ha sucedido (por ejemplo: me robaron, me abusaron, hablaron mal de mí, etc.)
2-Juicio: Juzgo que eso me ocasionó un daño (puede que la afirmación 1 no me haya provocado daño alguno, o que ese daño sea mínimo)
3-Juicio: Juzgo que fue injusto (puede que la afirmación 1 unida al juicio 2 me hayan causado daño, pero que considere que me lo merecía)
4-Juicio: Juzgo que no debería haber sucedido (esta es la negación del juicio fáctico, no debería haber sucedido, pero sucedió. Nos dice que el cliente aún no lo acepta)
5-Juicio: Juzgo que ya no hay nada que pueda hacer. Sin embargo, aunque no podemos cambiar el pasado, sí podemos repararlo, cambiar la forma de ver las experiencias. Aceptar que sucedió no significa que no lo pueda arreglar en vistas al futuro, como por ejemplo: tener una conversación con esa persona, hacer un reclamo, etc.)
6-Declaro: Que esa persona debería pagar por lo que hizo (esta es la sentencia de deseo de venganza, aunque muchas veces aparece enmascarada)
Sí, el resentimiento es un poco más complicado. A continuación vamos a realizar un análisis de la reconstrucción lingüística.
Notemos la contradicción que se produce entre el juicio 4 y 5. Por un lado, no debería haber sucedió (nos oponemos al juicio de facticidad) y por otro lado, no hay nada que podamos hacer (nos oponemos al juicio de posibilidad)
Esta tensión que se produce entre ambos juicios, postulamos, es lo que genera el re- sentir, origen de la palabra resentimiento.
En lo personal, soy un firme defensor de que el resentimiento se puede disolver, sanar y llevarnos a la paz. Sostenemos que no importa el daño, siempre podemos llegar a la paz. Cuanto mayor sea el daño, mayor será el esfuerzo para disolver el resentimiento. Es muy diferente un resentimiento ocasionado por una violación, que uno generado por una estafa.
“El respeto por lo que siente y manifiesta el cliente, es lo más importante de todo”
Es importante aclarar que el resentimiento tiene la peculiaridad de que no solo podemos sentirlo hacia una persona, sino que podemos estar resentidos con la sociedad, con el país, con la empresa, con el gobierno, con Dios, con una raza y hasta con la vida misma. Por ejemplo, cuando un pueblo es conquistado por otro.
Nietzsche ha dedicado muchos pasajes al resentimiento. Nos dice que cuando estamos en resentimiento, nos volvemos esclavos de aquel que nos hizo daño, porque estamos pendiente de su accionar a cada momento, como cazador que vigila a su presa. No nos damos cuenta, de que mientras planeamos nuestra venganza, somos nosotros los que nos sentimos atrapados entre lo que debería haber pasado y lo que realmente pasó. El resentimiento es hermano de otros estados emocionales, como el rencor y el odio. Una frase interesante dice:
“El odio es como tomar veneno uno mismo y esperar que el otro se muera”
Estos puntos de vista alternativos pueden abrirnos puertas a querer vaciarnos del resentimiento porque, no nos engañemos, el daño psicológico, material o de cualquier índole, no queda reparado cuando el supuesto culpable queda perjudicado, sino cuando éste toma acciones para resarcirnos, ya sea pidiendo perdón, pagando una cifra de dinero, o realizando una acción reparadora, como pedir perdón.
Si el victimario ya falleció o no tenemos formas de contactarlo, solo nos queda el camino del perdón, al que nos referiremos al final del capítulo. El perdón no implica olvidar, sino SOLTAR.
COMO TRABAJAR EL RESENTIMIENTO EN COACHING
Como vimos, el resentimiento se conforma por 6 actos lingüísticos. “Desafiando” cualquiera de los 6, el resentimiento puede desaparecer.
Si las condiciones se dan, primero podremos repasar los actos lingüísticos de nuestro cliente, como se muestra a continuación, y siempre estando atentos a la apertura de éste y la confianza establecida en la relación coach-coachee
Afirmación 1
¿fue realmente eso lo que pasó? ¿O es que solo recuerdas una parte? ¿Tienes otras fuentes de información?
Juicio 2
Generalmente aquí no hay mucho campo de acción. Si el cliente lo trae, normalmente le ocasionó un daño
Juicio 3
En este punto podemos revisar el concepto de lo que es justo o injusto. ¿Puede nuestro cliente ponerse en el lugar del victimario? Algunas veces aquí se produce una especie de empatía hacia lo que le pasaba al victimario en este momento. Puede sentirse lástima, pero también puede sentirse compasión, que es más empática.
Juicio 4
Nuestro trabajo consistirá en la aceptación de aquello que no debería haber sucedido, pero sucedió. Suele ser un momento muy crítico en términos emocionales. ¿Aceptas que esto es así y que no puedes cambiar el pasado?
Juicio 5
Tal vez este es el lugar desde donde más podemos actuar. Si el victimario está vivo, aquí hay un campo posible de acciones. Y si está fallecido también. Hay acciones posibles para sanar. Desde una conversación con la persona, hasta el perdón. Los clientes con muy buena conexión espiritual suelen estar más dispuestos a estas acciones.
Declaración 6
La declaración de venganza se disuelve cuando se pudo operar en los pasos anteriores. De lo contrario, será más difícil soltarla. La declaración de venganza se expresa de formas muy variadas. No es necesario que el cliente manifieste que se quiere vengar. Simplemente puede desear que le ocurra algo malo al otro.
CONVERSACIONES CON RESENTIMIENTO
Desde el momento que hablamos de cómo trabajar las emociones en el coaching, no podíamos dejar de lado el trabajo con el resentimiento en una sesión.
Echeverría nos da unos lineamientos sobre cómo podríamos diseñar una conversación entre la víctima y el victimario. Pero antes, hay un punto interesante que debemos contemplar:
“No es necesario que exista una promesa explícita para tener derecho a un reclamo”
Se supone que una madre o un padre cuidarán a sus hijos. No se requiere que les digan “Prometo cuidarte”. No es necesario tampoco que el marido o la esposa le digan a su pareja que “prometen ser fieles” porque eso está implícito por reglas sociales. Hay incumplimientos, que aunque no fueron EXPLÍCITAMENTE prometidos, merecen el reclamo.
DISEÑO DE CONVERSACION CON RESENTIMIENTO
Todas las víctimas de este tipo de incumplimientos tienen derecho a un reclamo, y lejos está de ser una queja, como vimos en el capítulo de pedidos, ofertas y promesas.
Si tenemos la posibilidad de entablar una conversación con el victimario, podemos seguir estos lineamientos:
1-En primer lugar, no comenzar agresivamente, dado que esto ocasionará una postura defensiva del otro lado. Por lo tanto, comenzar la conversación generando contexto, o como decimos en coaching, co-creando la relación.
2-A continuación manifestamos que han sucedido cosas en el pasado, y que tenemos un reclamo pendiente, y que nos gustaría ser escuchados. Tengamos en cuenta que a veces los victimarios ni siquiera saben o son conscientes del daño que ocasionaron.
3-Luego, vamos a presentar nuestra evidencia, es decir, la afirmación (lo que sucedió) y los juicios 1 y 2, dejándole saber a la otra persona algo que, tal vez, ni siquiera sabía. Dependiendo de la situación, muchas veces escuchamos versiones que desconocíamos, participaciones de terceros, o el contexto de aquel momento. Todas son cosas que nos pueden ayudar a aliviar esos juicios. Otras veces puede suceder lo contrario. La persona se justifica irracionalmente desde nuestro punto de vista. O nos querrá manipular haciéndonos responsables de lo sucedido. Lo más importante es chequear si nuestros juicios son fundados o infundados. Y para ello requerimos un estado de apertura para escuchar lo nuevo. Los juicios 4 y 5 no tienen que ver con la otra persona, por lo cual no viene al caso de la conversación.
4-Llegado el momento, y si todo lo anterior pudo darse dentro de los límites de una conversación amistosa, llegaremos al punto álgido: el reclamo. Es muy importante lograr hacer el reclamo porque esto mata el juicio de que no hay nada que podamos hacer. Como reza la frase:
“La acción mata al juicio”
Al igual que antes, son tan variadas las situaciones, como variadas las respuestas. Lo importante es haber llegado al reclamo.
Podemos aseverar, que una conversación como esta, es mucho más potente que un deseo de venganza. Sana a la víctima, y le hace tomar consciencia al victimario.
Dicho sea de paso, por cuestiones de terminología, venimos utilizando la palabra víctima y victimario para identificar a uno y al otro, pero…
…cuánto antes podamos salir del lugar de víctimas mejor nos sentiremos…
De hecho, la conversación en sí será diferente si lo hacemos desde víctima, o desde responsables de conseguir lo que queremos.
ÚLTIMA OPCIÓN PARA EL RESENTIMIENTO: EL PERDÓN
Ya sea porque la persona falleció, se niega a hablar, o hicimos la conversación pero sin resultados favorables, nos queda una única opción: PERDONAR
Perdonar no es olvidar. Perdonar tiene que ver con nosotros, no con el otro. Es un acto relacionado con el soltar. Pero si no perdonamos, no soltaremos.
Este autor recomienda en estos casos, la práctica del Ho’oponopono, aunque por supuesto, existen muchas técnicas, religiones, ejercicios y terapias alternativas. Esto tal entraría en el concepto de coaching espiritual. Mis clientes suelen tomarlo con buena predisposición si se los cuento de forma metafórica.
El término Ho’oponopono significa corregir un error y da nombre a una filosofía de vida que procede de Hawái, y que se basa en un proceso de arrepentimiento, perdón y transmutación que permite realizar una limpieza mental de los pensamientos y sentimientos negativos para eliminar los bloqueos y recuperar la paz interior.
EL HO’OPONOPONO EN EL COACHING
Esta técnica milenaria hawaiana sostiene que el sujeto que la práctica se encuentra en conexión con el universo y tiene responsabilidad sobre lo que le sucede, no busca culpar a los demás ni a las circunstancias, y considera que las soluciones a cualquier mal, propio o ajeno, ya sea físico o psicológico, están precisamente en el interior de cada persona, que es el lugar para superar los errores o malos sentimientos.
Se trata de tomar conciencia de que somos responsables de las emociones que experimentamos frente a los problemas y las situaciones que vivimos, y pedir perdón cuando algo no vaya bien, por ejemplo cuando existan tensiones en nuestras relaciones interpersonales. A través de la confesión y la disculpa a uno mismo, se limpian las memorias insanas y los desequilibrios, y se obtiene una sensación de liberación de las preocupaciones.
No es nuestro propósito inmiscuirnos en temas que se escapan al coaching ontológico, pero en todos estos años que he dado clases, siempre surge esta pregunta: ¿cómo perdono?
Este autor es asiduo practicante del Ho’oponopono, y más allá del componente espiritual, expresar las frases que nos propone la técnica, nos hace vibrar en una frecuencia en la cual podemos sentir que todo es posible. Incluso, perdonar a aquellos que nos hicieron daño. Se trata de quitarnos la coraza, como aquella que llevaba “El Caballero de la Armadura Oxidada”
CONCLUSIONES SOBRE CÓMO TRABAJAR LAS EMOCIONES EN EL COACHING
Lo primero de todo, es que, al menos en el coaching de vida o coaching ontológico, no mencionar durante la conversación las emociones, es llamativo. Cómo explicamos más arriba, las personas actuamos más por las emociones que por lo que pensamos. Por lo tanto no preguntar sobre el sentir de nuestros clientes sería, mayormente un error.
Una vez que se manifiesten las emociones, debemos indagar cómo es esa emoción, donde y cuando se manifiesta y qué precio paga nuestro cliente por impedirse hacer cosas debido a esa emoción. O por hacer cosas que no quiere también.
Descubierta las emociones, luego de crear consciencia del precio que paga nuestro cliente, se abre un campo para ir avanzando poco a poco. El diseño de acciones debe ser cuidadoso. Si una persona siente miedo por realizar una acción, de nada sirve que lo diga para que después no lo haga. Si bien el diseño de acción siempre rescatamos aprendizajes, lo haya hecho o no, tenemos que evitar la frustración.
Creo que el artículo de cómo trabajar las emociones en el coaching no lo escribí tanto para saber cómo trabajarlas, sino más para tomar consciencia del rol central que juegan las emociones y la necesidad de estar capacitados para trabajar las emociones en el coaching.
Autor: Axel Persello
Fundador de IAFI
Bibliografía y Fuentes consultadas
Ontología del Lenguaje – Rafael Echeverría – Gránica
Inteligencia Emocional – Daniel Goleman – Kairós
Emotions Revealed- Paul Ekman
A Triune Concept of the Brain and Behaviour – Paul MacLean
Ho’oponopono – María Carmen Martínez – Podcast Spotify
Diversas Consultas – Wikipedia