Aprender Coaching

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APRENDER COACHING

Aprender coaching parece ser algo sencillo y por eso muchas personas consideran que ya son coach cuando saben cómo enseñar o entrenar a una persona. Sin embargo, aprender coaching es mucho más que eso.

Como veremos más adelante, esto se llama ceguera cognitiva. Se desconoce la diferencia entre los conceptos de enseñar, entrenar, acompañar o hacer coaching.

EL PROCESO DE APRENDER COACHING

Quien está empezando a aprender coaching, se encuentra con una dualidad: ¿Soy espontáneo o me concentro en lo que tengo que hacer? En términos pedagógicos, es muy difícil hacer las dos cosas a la vez. Esto nos conduce a explicar los cuatro estados del aprendizaje, que se desprende de la Curva de Bandura.

curva de bandura
Curva de Bandura para aprender coaching

Hay cosas que ni siquiera sabemos que existen, por lo tanto, no podemos ni siquiera intentar aprenderlas. Una vez que nos enteramos de que existen, podemos interesarnos o no en ellas.

diferentes zona de la curva de aprendizaje de coaching
No que no sabemos que sabemos es mucho más que lo que pensamos que sabemos

Si tenemos habilidades en el acompañamiento, podemos potenciarnos tomando la decisión de aprender coaching de forma profesional.

Cuando aprendemos comenzamos un proceso de prueba y error donde nuestra atención está focalizada en lo que estamos aprendiendo. Cuando alcanzamos cierta maestría en lo que aprendimos, ya no requerimos llevar nuestra atención hacia ello.

Lo realizamos de manera automática. ¿Te acuerdas cómo fue tu proceso de aprendizaje cuando aprendiste a conducir?

Estos son los 4 estados en el proceso de aprender, ordenados de ignorancia a sabiduría.

Incompetencia Inconsciente

Este es el punto en el cual no somos conscientes de que existe algo que no sabemos. Está en la sombra. Lo resumimos diciendo “No sé qué no sé”.

Cuando iniciamos el camino de aprender coaching, hay cosas que ni siquiera sabíamos que existían, como por ejemplo una distinción, habitar el caos o hacer el acuerdo de coaching, entre otras cosas.

Incompetencia Consciente

Aquí ya sabemos que existe algo que podríamos aprender. No lo hemos aprendido, pero sabemos que existe. Lo resumimos con la frase “Sé qué no sé”.

Al aprender coaching esto ocurriría cuando vemos el programa del curso, y notamos que hay que cosas que nunca habíamos visto hasta ahora. En ese momento podríamos decir ¿esto del acuerdo de coaching qué es?. Es ahí donde pasamos de «No sé qué no sé» a «Sé qué no sé».

Competencia Consciente

Hemos decidido comenzar el aprendizaje. Esta es una curva que se va elevando acorde al conocimiento y habilidad que vayamos adquiriendo. Durante este proceso, puede suceder el abandono o el alcance de una mínima maestría. La frase que lo resume es: “Sé qué sé”.

aprender coaching conscientemente

Siguiendo con la analogía de aprender coaching, sería lo que va sucediendo durante el curso. Vamos aprendiendo los conceptos, practicamos y si no preguntan ¿Qué es el acuerdo de coaching? podemos responder.

Competencia Inconsciente

Este es el punto donde hacemos algo sin siquiera darnos cuenta de cómo lo hacemos. Te sientas en una silla todos los días, sin siquiera pensar cómo lo haces. Y, sin embargo, sentarse en una silla involucra una coordinación de movimientos bastante importante.

Tu cerebro ya tiene incorporados los movimientos y actúa en piloto automático. Puedes estar sentándote en una silla mientras estás concentrado en apoyar la taza de café. La frase que resume la competencia inconsciente es “No sé qué sé”

Cuando aprendes coaching, luego de mucha práctica, mantienes conversaciones sin necesidad de pensar en qué estás haciendo. Estás en esta etapa donde las cosas salen sin pensarlas.

CÓMO HACER PARA APRENDER COACHING

Durante las conversaciones de coaching inevitablemente nuestra atención se desvía hacia lo que tenemos que hacer en vez de estar 100 % presentes para el cliente. Cuando alcanzamos la maestría, ese desvío de atención es mínimo.

Pero cuando estamos en proceso de competencia consciente, la concentración en lo que “hay que hacer” puede ser tan grande, que se pierde la atención en nuestro cliente, con la consecuente pérdida de presencia, una sensación de no estar ahí, en la conversación, fácilmente perceptible por el cliente.

ASPECTOS DEL SER AL APRENDER COACHING

Proponemos como solución, dejar de lado nuestros aspectos ontológicos relacionados a la crítica, perfeccionismo y exigencia.

Dejar de lado estos aspectos requiere traer liviandad a nuestras conversaciones de coaching. No tomarnos tan en serio nuestras prácticas. 

Pero sí tomarnos en serio al ser humano que está enfrente nuestro. No caigamos en la gravedad. No caigamos en la liviandad absoluta. 

Permitirnos ser tal cuál somos. No conocemos a nadie, que tenga la maestría de alguna acción o tarea, sin haberse equivocado. Y lo mismo sucede en las conversaciones de coaching.

 El error hace posible el aprendizaje

PEDAGOGÍA PARA APRENDER COACHING

Es difícil que un aprendizaje se produzca de una vez y para siempre. En un mundo en constante cambio, es común que los conocimientos que costaron tanto adquirir se vuelvan de pronto insuficientes o directamente obsoletos.

Todos nosotros sabemos conversar, pero para llevar adelante conversaciones de coaching, deberemos renunciar al concepto de saber conversar. Deberemos renunciar al concepto de saber escuchar, a pesar de que todos nosotros ya sabemos hacerlo. Aceptar esto implica una actitud flexible y humilde

Eso quiere decir que se dará marcha atrás en las etapas de aprendizaje hasta la incompetencia consciente y tendremos que desaprender antes de reaprender.

La práctica del coaching reviste de esta característica. Casi todas las cosas que vamos aprendiendo, se supone que las sabíamos.

Y tal vez, solo nos abrimos a recibir el conocimiento de aquello que estamos seguro de no saber. Los enemigos del aprendizaje están al acecho.

Si hablamos de cómo hacer el acuerdo de coaching, podemos estar más abiertos al aprendizaje, porque reconocemos que nunca hicimos un acuerdo de coaching.

Pero cuando hablamos de saber escuchar, es posible que nos cueste más. Requiere reconocer que no sabemos escuchar. Requiere declararnos incompetente en nuestra escucha, algo que estuvimos haciendo desde que tenemos memoria.

Desaprender significa movernos desde competencia inconsciente a incompetencia consciente. Es decir, algo que hacíamos de forma automática, ahora estamos en cero. ¿Debemos aprender a hacerlo otra vez? ¡Sí!

Reaprender es el camino de regreso. Luego de declarar que tenemos que aprender, comenzamos el camino para volver a hacerlo de forma automática, pero de mejor manera.

El tener una sola vía para hacer las cosas es una forma de rigidez. Cuando no se acepta la posibilidad de que exista alguna otra opción, no tenemos alternativas.

Las opciones nos ponen a menudo en un dilema y a veces eso no nos gusta. Pero en la vida, aquella persona que disponga de más opciones a la hora de actuar y tenga mayor flexibilidad en el comportamiento, será la que conserve el control de la situación más ventajosamente.

APRENDER COACHING CON PEDAGOÍA

Parece injusto y sin embargo es cierto que aprendemos más de los errores que de los éxitos; en término de que el error da lugar a que pensemos qué sucedió y cómo superarlo.

La reflexión sobre los errores es una fuente rica en posibilidades de pensamiento y emoción, nos da información útil en la que pasamos más tiempo reflexionando.

Eso no quiere decir, desde luego, que de los éxitos no se aprenda, sino que cuando nos damos cuenta de la falla, entonces descubrimos algo que no conocíamos conscientemente.

El éxito no siempre reviste de esa característica.

La ciencia sostiene que aprendemos mediante aproximaciones sucesivas. Lev Vygotsky (1896 – 1934) formuló la “Teoría del Aprendizaje”. En ella nos explica el comportamiento infantil.

Los niños hacen “tanteos” cuando están tratando de conocer la solución de un problema, y su duración es muy variable, desde fases fugaces hasta más duraderas, dependiendo de la complejidad. Este fenómeno es algo que permanece a través de los años, matizado solamente por la edad.

Habitualmente hacemos lo que podemos (estado presente) y lo comparamos con lo que queremos (estado deseado). Esta información la empleamos para corregir nuestra nueva actuación y disminuir la distancia entre lo que deseamos y lo que obtenemos.

Poco a poco nos vamos acercando a nuestro objetivo y a sus resultados. Esta comparación lleva nuestro aprendizaje de la incompetencia consciente a la competencia consciente. Este es un modelo general de la forma en que se puede llegar a ser más eficaz en todo aquello que se haga en la vida.

Comparamos lo que tenemos con lo que queremos, cómo se es y cómo se quiere ser. Actuamos para reducir la diferencia. Luego, volvemos a comparar.

La comparación debe basarse en lo que se considera valioso: qué es lo importante para nosotros en esa situación. Esto destaca la importancia del feedback, sea propio o dado por un tercero.

En este modelo de aprendizaje se contextualiza la utilidad de los errores, puesto que son resultados que no queremos y pueden emplearse como información ventajosa para acercarnos más al objetivo, resultado o logro esperado.

Habitualmente a los niños se les enseñan muchos contenidos en la escuela que olvidan con el paso del tiempo porque el esquema educativo no atiende el cómo aprender. Aquí cobra importancia las diferencia entre información, conocimiento y sabiduría.

No puede verse el proceso educativo como una transmisión de conocimientos del maestro al alumno. Del recipiente lleno al recipiente vacío.

Debe verse como una interacción en la que el maestro facilite a que el alumno aprenda, no como algo que se prescribe o inyecta, sino como una alquimia en la que se inicia al aprendiz para que por sí mismo recorra el camino de su propio aprendizaje.

El maestro es el guía, pero no puede hacer el viaje por otro, a lo sumo podrá acompañarlo. Aprender a aprender es una habilidad de nivel superior respecto a aprender solamente un asunto particular en un medio o hábito.

CUANDO EL CLIENTE ES QUIEN APRENDE

Este mismo concepto, que debemos aplicar sobre nosotros, aprendices de coaching, será lo que haremos con nuestros clientes. No queremos que nuestros clientes tengan dependencia de su coach.

Queremos que nuestros clientes aprendan a aprender, aplicando el concepto visto en el capítulo anterior: el cambio de observador.

Se cree, de modo generalizado que, aprender y cambiar, son procesos lentos y dolorosos, de mucho trabajo. Se nos ha grabado como una verdad indiscutible. Y presentimos que es una falacia.

En cierta manera, los aprendizajes conductuales pueden generarse de un día al otro. Mientras que los aprendizajes emocionales, requerirán un camino por recorrer, pero que aun así, sus resultados comienzan a observarse de inmediato.

No es lo mismo acompañar a un cliente en un proceso donde debe aprender a colocar límites, que acompañarlo a que pueda tener una conversación fructífera con otra persona.

Poner límites, requiere una conexión con el enojo. Una conexión suave, progresiva, y no un estallido de furia. En este tipo de proceso el cliente va recogiendo frutos durante el camino.

Preparar una buena conversación con nuestro cliente puede ser un simple cambio de conductas, entendiéndose como tales, a las formas de mirar, de sentarse, de iniciar la conversación, de sostenerla.

Pero todo esto será mucho más sencillo, cuando el observador se observe, y descubra desde donde conversa. Temas que desarrollaremos en los capítulos siguientes.

Los procesos conductuales son diferentes a los procesos emocionales

EJE DE TRABAJO EN CONVERSACIONES DE COACHING

BUCLES DE REFUERZO

El coaching parte de la premisa de que el cliente tiene un potencial tal, que le permite alcanzar sus objetivos. Si el cliente confía en su potencial, ejecutará las acciones necesarias para alcanzar los resultados.

Si alcanza los resultados, reforzará su propia creencia o derribará un juicio maestro limitante.

Y cuando esto sucede, aumentará su potencial, que lo llevará a nuevas acciones. Entrando así en un bucle representado en la figura de abajo.

aprender coaching
Bucle de refuerzo con retroalimentación positiva. Imprescindible para aprender coaching

Sin embargo, este mismo bucle puede generar el efecto opuesto. Cuando no estamos seguros de nuestro potencial, pueden suceder dos cosas: no actuar o actuar con resultados pobres.

Cuando esto sucede, y el resultado alcanzado no es el deseado, se refuerza la creencia o juicio opuesto. Decimos “sabía que esto no era para mí”, “otra vez fallé”, etc.

Estos diálogos internos son alimentos para el juicio limitante de “no poder”. Este estado anímico se conoce como RESIGNACIÓN. La creencia de no poder terminará disminuyendo nuestro potencial.

Para expresarlo mejor, la creencia nos desconecta de este potencial que sigue estando ahí.

Sigue siendo un bucle de refuerzo, pero con retroalimentación negativa. Cada vez me convenzo más de no poder.

APRENDER COACHING PARA HACER INTERVENCIONES

Aprender cómo funciona este bucle nos lleva simplemente unos reglones, pero comprender el potencial de intervenciones que se pueden hacer en el mismo, es reamente la obra maestra en las conversaciones de Coaching.

Podemos intervenir en cada uno de los elementos que componen el bucle, aunque no es necesario hacerlo en todos.

En pensamiento sistémico se conoce como efecto palanca cuando, con el menor esfuerzo, logramos el mayor cambio.

Como coaches debemos comprender dónde está la palanca del sistema, evitando perdernos en conversaciones de coaching que no conducen a nada en particular, sin saber en qué punto de la conversación estamos. Estamos danzando juntos, pero no sabemos dónde.

Hay que danzar con el cliente… pero hay que escuchar bien la música y saber llevar el paso

APRENDER COACHING DURANTE NUESTRAS CONVERSACIONES

Aprendiendo al intervenir en el potencial del cliente 

Este es el proceso más duradero a la hora de aprender coaching. Lo primero que requiere es generar confianza en la relación, técnicamente, como lo señala ICF, Co-crear el vínculo. No nos alcanzará con darle ánimo o lanzar frases aleatorias como “tú puedes”.

Básicamente el potencial lo descubre el cliente cuando cambia el observador, cuando descubre una nueva forma de ver el problema. Estamos entonces hablando de la competencia 8 de ICF, denominada “creación de consciencia”.

Podemos aprender al intervenir en las acciones

Una vez que el cliente tuvo ese “darse cuenta”, está preparado para realizar el diseño de acciones. Aquí vamos a intervenir realizando preguntas que lo lleven a que evalúe las alternativas que tiene.

Al haberse producido el cambio de observador, ahora puede ver acciones que antes era impensadas. No solo surgen acciones, sino también metas u objetivos intermedios o nuevos. Nuevamente, ICF se refiere a esta capacidad del coach en las competencias 9 y 10: diseño de acciones y establecimiento de metas.

Podemos intervenir en los resultados

El cliente nos cuenta si pudo llevar a cabo las acciones o no. Qué consiguió y qué no. Por supuesto, nos satisface más escuchar sus logros. Pero si no lo ha conseguido, qué aprendió de sí mismo, quién es este cliente que no ha logrado llevar a cabo lo que había declarado hacer.

En definitiva, lo haya logrado o no, hay algo que aprender. Hay felicitaciones o hay desafíos. Hay emociones o falta de ellas. Es un momento enriquecedor para ambos. ICF denomina esta parte del proceso como “Gestión del progreso” y pertenece a la competencia 11.

Podemos Intervenir en sus juicios o creencias (*)

Prácticamente decanta solo de todos los pasos anteriores. Pero a no descuidarnos. A veces los juicios maestros viven tan adentro nuestro que, a pesar de haber obtenido resultados favorables, podemos alegar que tuvimos suerte, por ejemplo.

El coach debe estar asegurar el aprendizaje de su cliente. Y si los resultados no fueron los esperados, el desafío del coach se vuelve más interesante, porque deberá compensar el bucle de refuerzo de alguna manera. No queremos que nuestros clientes se convenzan de que no pueden.

Solo la práctica, nos va a mostrar el mundo de posibilidades que se puede generar ante la falta de resultados o de un plan de acción no ejecutado.

Supongamos que tuvimos un proceso ideal con nuestro cliente: todo ha salido a la perfección, se motivó, actúo, consiguió lo que quería, derribo juicios limitantes y, en consecuencia, ahora cree más en él, más potencial, más acción, más resultados. Esta breve descripción idónea, solo ocurre algunas veces.

¿Cuánto crece este ciclo de refuerzo? ¿Es que acaso se convertirá en Superman? No, existen los ciclos de compensación. Ya lo decía Heráclito, la vida, la naturaleza, el mundo y el universo, está compuesto de ciclos. Y nada es permanente, como el fuego mismo.

(*) Todos los juicios son creencias, pero no todas las creencias son juicios.

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Bibliografía y Fuentes: consultadas

Manual de Practitioner en PNL– Axel Persello – IAFI

Manual de Coaching Ontológico – Axel Persello – IAFI

Autor: Ing. Axel Persello